miércoles, septiembre 09, 2009

LÍDERES TÓXICOS

Alimentan las necesidades e ilusiones de las personas para engrandecer su propio poder.

La proliferación de líderes con efectos malsanos y devastadores en sus países y organizaciones ha producido nuevas preocupaciones y nuevos enfoques en los estudios de liderazgo, como los de Jean Lipman-Blumen sobre "liderazgo tóxico", la teoría social del liderazgo y el carisma o los trabajos sobre "liderazgo psicopático" que hemos adelantado en psicoanálisis.

¿Por qué hay tantos líderes cínicos, inescrupulosos, mentirosos y deshonestos aún en sociedades con sistemas de elección democrática? ¿Por qué la gente escoge libremente y entrega el poder a personas de ambición insaciable, a individuos egocéntricos, narcisistas, incompetentes, preocupados por el bienestar de la población sólo a nivel de máscara?

Sorprenden las nuevas herramientas del Despotes, el uso sombrío del método democrático y de las leyes para la conquista y permanencia en el poder, la utilización de los valores e ideales del desarrollo humano como instrumentos perversos de dominación. Hay, por demás, mayor liviandad y aceptación de los antes considerados trastornos del carácter que ahora resultan en la fascinación y el enamoramiento de los seguidores, mayor indefensión ante el mimetismo y la seducción psicopática.

Líderes tóxicos son aquellos que alimentan las necesidades e ilusiones de las personas para engrandecer su propio poder, que debilitan la autonomía y capacidad de acción de los seguidores haciéndolos dependientes de él, que polarizan a la población y producen confrontaciones innecesarias. El líder malsano juega con los temores y necesidades de las personas, rechaza la crítica constructiva, crea chivos expiatorios para responsabilizarlos de sus propios fracasos, subvierte las instituciones y los sistemas legales, desatiende los resultados y las realizaciones concretas, se aferra al poder e impide el ascenso de nuevos dirigentes.

A las organizaciones y sociedades con ese tipo de líderes les toca revisarse y analizarse para descubrir el germen de la enfermedad en su propia alma colectiva.

Autor: Alex Capriles M.

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